
La tendencia de la Industria 4.0 se está transformando. La conectividad es la piedra angular de esta transformación y el internet de las cosas (IoT) es la clave para habilitarla.
El desarrollo de la conectividad en las herramientas agrícolas está conduciendo a un progreso importante dentro del sector agroalimentario. Esto permite el desarrollo de la agricultura de precisión y aumenta la transparencia de la industria. Sin embargo, también se enfrenta a desafíos importantes como las formas para determinar el intercambio de datos en el ecosistema empresarial y la necesidad de invertir en nuevas infraestructuras y herramientas.
Las prácticas de cooperación, movilidad, apertura e innovación implican una transformación de la infraestructura a estar más conectadas. Las tecnologías digitales como el internet de las cosas, el Big Data y la inteligencia artificial permiten el aumento de productividad y la calidad de los alimentos al tiempo que se cuida del medio ambiente.
Además, generan modificaciones en la cadena de valor y los modelos de negocios agroindustriales.
La digitalización de la agricultura se fundamenta en el desarrollo y la introducción de nuevas herramientas y máquinas en producción. Por ejemplo, los tractores conectados son clave para la conectividad y tecnologías de localización (GPS), esto incluye la asistencia del conductor para optimizar rutas y acortar el tiempo de la cosecha, reduciendo el consumo de combustible.
Los sensores también son un buen ejemplo para el control estricto que permiten importantes ganancias en eficiencia y productividad. Además, la conectividad permite la evolución de los modelos de negocio con un seguimiento más preciso del uso de equipos y por lo tanto una facturación más precisa.
Otra transformación importante en el proceso de producción agrícola es el creciente papel de la automatización que aumenta y reduce la necesidad de mano de obra humana. Esto puede tomar varias formas, desde los vehículos, al desarrollo de robots con tareas específicas.
Finalmente, una transformación clave reside en medir la producción, la calidad del suelo, los niveles de riego, el clima, la presencia de insectos y otras plagas. Esta habilidad toma la forma de sensores desplegados en tractores o el suelo, el uso de drones para imágenes satelitales y el equipamiento de maquinaria agrícola con software especializado.
Con la robustez de las tecnologías heredadas, el desarrollo de estas nuevas herramientas y prácticas tiene como meta objetos conectados entre sí, un principio del IoT. Sin embargo, en términos de conectividad, la capacidad de las redes de comunicación eficientes en las zonas rurales sigue siendo un reto a cumplir.
Los principales requisitos de conectividad de aplicaciones de la agricultura IoT incluyen una gran cobertura y bajos costos de despliegue o mantenimiento. También es necesario ser capaz de soportar los cambios en el medio ambiente como la lluvia o el polvo.
Otro requisito es lidiar e interactuar con el legado tecnológico pues hay muchas máquinas que llevará mucho tiempo reemplazar porque la vida útil de la tecnología agrícola supera ampliamente la vida útil de tecnologías de la comunicación.
Así la adopción de la tecnología IoT y Big Data representan una inversión significativa y llena de retos pero también, grandes beneficios para los agricultores.
Fuente: European Commission