
Los requerimientos hídricos de los cultivos pueden ser medidos gracias a aplicaciones y sensores automatizadas que den esta información a los agricultores para que ellos, sepan en dónde y en qué cantidad regar. Esto se traduce en un ahorro de tiempo y por lo tanto mejora la productividad, al mismo tiempo es una manera de tener formas de riego sostenible.
El riego sostenible es la práctica que contribuye a satisfacer las necesidades de supervivencia de los cultivos sin comprometer el recurso para las generaciones futuras. Esto significa que deben considerarse aspectos como el tipo de suelo, la cantidad de agua dependiendo del cultivo y la energía que se gastará para la actividad.
Todo sin olvidar poner atención en la protección y conservación de los recursos y del medio ambiente. Es por eso que no se limita sólo a la acción del riego sino a los impactos que causa la fabricación y transporte de los materiales y equipos utilizados.
Lo más importante es que se trate de un sistema que responda eficazmente en cuanto a la cantidad y calidad del agua que se necesita, al mismo tiempo que afronta variables climáticas como las sequías, inundaciones y otros recursos. De ahí que se necesitan instituciones para gestionar el abastecimiento y hacer consideraciones para su práctica en ámbitos locales.
Sostenibilidad inovadora
La sostenibilidad está pensada para satisfacer las necesidades presentes sin olvidar a las futuras generaciones. Por eso, de acuerdo con la FAO, el desarrollo rural de este siglo no puede concebirse sin la innovación.
No se trata de abrazar la urbanización como se planteaba antes, sino que, se hace un esfuerzo por vincular el mundo rural con los más grandes avances en la ciencia y la tecnología. De esta forma la transformación rural puede ser más incluyente y sostenible para pequeños y grandes productores.
En todo el mundo las profundas transformaciones a las que se ha expuesto la agricultura moderna, han hecho que despierte el interés de los más jóvenes en desarrollar nuevas herramientas para mejorar los procesos de producción de alimentos.
En el caso de España, por ejemplo, los universitarios están cada vez más presentes en impulsar prototipos automáticos para producir más con menos. Este es el caso de cinco estudiantes de la Facultad de Económicas de la Universidad de León que crearon Osiris.
Osiris es un sistema para el campo que controla los cultivos calculando la humedad y dando recomendaciones de riego después de haber hecho un análisis de la tierra. Utiliza sensores internos y externos que dan la información necesaria para el cálculo de un algoritmo que automatiza los sistemas de riego.
De esta forma evitan el exceso de riego hasta en un 50% en el caso del cultivo de cereales y se ahorran 70 euros por cada hectárea.
El ideal para el futuro es un sector agrícola competitivo y tecnificado que además, se preocupe por minimizar las desigualdades ya que el verdadero progreso sólo puede lograrse con sociedades completamente plenas.
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